Nos parece inconcebible la ciudad sin automóviles y más aún las vialidades de baja velocidad; hemos vivido y muchos de nosotros nacido bajo el paradigma equivocado que ha elevado a los vehículos privados, aún a costa de los mismos ciudadanos y sistemas no contaminantes, al eslabón más alto de los sistemas de movilidad y transportación de personas y mercancía en las ciudades. Cualquier intento por cambiar esta situación nos parece una agresión a nuestros derechos y por supuesto una grave transgresión de nuestros gobernantes por “limitar” el desarrollo de nuestras ciudades y de la iniciativa privada por “privatizar” espacios que nos pertenecen a la población. Con una postura completamente opuesta, habitantes de las ciudades más cosmopolitas del mundo se han congregado para reducir de propia mano el impacto de los vehículos motorizados y aumentar considerablemente su calidad y nivel de vida y una ruptura que empezó como casos aislados, se ha vuelto tendencia en las principales capitales de los países desarrollados. Ante estas dos realidades, ¿dónde estamos nosotros?
México se encuentra aún bastante atrasado en los sistemas de planeación urbana. Las “reformas estructurales” del actual sexenio no han tocado el tema territorial como muchos especialistas esperaban por lo que los cambios exitosos que se han logrado han sido contados y con total resistencia de la iniciativa privada por mantener la estructura actual, en parte por desinformación y en parte por mantener los privilegios que consideran “haber ganado” al aumentar la infraestructura vehicular. Los sistemas de transporte inteligente con sus respectivos centros de transferencia, el establecimiento de ciclovías, la amplificación de banquetas y pasos peatonales sobre vialidades se ven como imposiciones a las estructuras urbanas y a pesar de los beneficios con los que la mayor parte de la población se ha favorecido, principalmente aquella que “vive a pie” la ciudad, se ven opacados por un reducido grupo de privilegiados que esperan poder llegar a cualquier lugar en un vehículo motorizado, que buscan estacionamiento justo enfrente de un comercio y que conocen su ciudad únicamente a través de la ventanilla de sus autos, desconociendo e ignorando un entorno que pertenece a la mayor parte de la población.
Vancouver, Canadá Corredor peatonal en la bahía con amplios espacios públicos y de encuentro |
Después del paso del Huracán Odile por Los Cabos, ha resurgido el interés internacional por este destino y tanto propios como extraños no han dejado pasar esta oportunidad para ser parte de un futuro que parece cada vez más atractivo a la inversión. Nuevos desarrollos habitacionales, turísticos y comerciales empiezan a desarrollarse a lo largo y ancho del destino bajo los mismos principios obsoletos con los que contamos ahora: áreas destinadas a usos específicos a los que debemos acceder únicamente a través de vehículos privados y que condicionan fuertemente nuestras opciones de consumo al interior de las manchas urbanas; clusters habitacionales que dan la espalda a la ciudad a través de grandes bardas y vallas perimetrales sin comercios internos favoreciendo el desarrollo de las grandes trasnacionales y consolidando cada vez más a la población del municipio como trabajadores de los grandes consorcios, ahogando toda oportunidad de desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas locales. ¿Quién es el usuario de estos desarrollos? ¿Para quién han fabricado estos “nuevos” suburbios en Los Cabos? Pareciera ser que queremos vender a los más acaudalados habitantes del mundo desarrollado, una realidad que ellos han abandonado desde hace ya más de 30 años.
Puerto Vallarta, México Malecón peatonal con usos comerciales y vista al mar |
Vancouver, Canadá. Calle de baja velocidad vehicular con espacios públicos amplios. |
Con este proyecto o sin él, el trazo de una vialidad que desahogue el tráfico vehicular de alta velocidad parece no sólo loable sino inevitable (y que además ya está propuesta en la normativa vigente) pero con el diseño, estrategias y normativas que permitan un trazo y dimensionamiento de acuerdo al aforo vial existente y evitando que se convierta en un nuevo polo de desarrollo para los inversionistas y presente en un futuro cercano los mismos problemas que hoy tiene la transpeninsular, como desgraciadamente ha ocurrido en los periféricos y libramientos de las principales ciudades de nuestro país.
Finalmente, creemos de suma importancia la integración de las cámaras, colegios e instituciones educativas pero también de profesionistas independientes y población en general a este desarrollo, presentando la información del mismo y realizando los foros de participación adecuados de acuerdo a la normativa. La apertura de información de una manera transparente y democrática sin duda despejaría cualquier duda y además le aportaría una visión local de gran valor, permitiendo a toda la inversión privada a participar en el mismo, evitando cualquier suspicacia mal fundamentada y abriendo el diálogo entre los diferentes actores sociales.
Atlixco, Puebla Centro histórico peatonal con plantas bajas activas-comerciales y espacios de encuentro |
JPV
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