lunes, 7 de septiembre de 2015

Recuperando los Centros Históricos

El abandono de los centros históricos y los posteriores intentos por rehabilitarlos en nuestro país – como en el mundo – parece una realidad imposible de evitar.  El crecimiento periférico desparramado, orientado tanto a los desarrollos residenciales como de interés social en los que se favorece la movilidad vehicular y el establecimiento de grandes centros comerciales y tiendas de autoservicio, pareciera más atractivo para la población que revivir la magia que tiene nuestra historia aún con el riesgo de perder la identidad que nos hace a todos, sea por nacimiento o adopción,  parte de una misma localidad.  Y no se trata sólo del abandono físico y desvalorización del contexto histórico que conlleva la demolición, destrucción y modificación irremediable de los edificios emblemáticos con los que como comunidad contamos, sino de cómo esas actitudes que tomamos hacia el patrimonio construido se permean hacia la forma como deseamos vivir, desechando los valores y principios que nos fueron enseñados desde pequeños.

En México el proceso de abandono de los centros históricos y barrios tradicionales tiene su mayor auge a partir de 1950 cuando los desarrollos periféricos entran al deseo popular, invitando a la población a asentarse en zonas exclusivamente habitacionales divididas por poderes adquisitivos.  Los inmuebles desocupados pierden paulatinamente su valor por la falta de interés de la población y el escaso mantenimiento, quedando en manos de los habitantes ubicados en los últimos niveles de ingresos que dan origen a las tradicionales vecindades de los centros históricos, de empresarios sin escrúpulos que transforman las fachadas e imagen de las ciudades para colocar grandes aparadores tras rejas enrollables y algunas oficinas gubernamentales que se adueñan de los inmuebles a través de litigios derivados de intestados y prescripciones adquisitivas. 

Con las nuevas tendencias internacionales en el diseño de las ciudades, México se ve forzado a recobrar el interés por sus centros históricos a partir del nuevo siglo e inicia programas de recuperación de los espacios tradicionales con una visión que en su mayoría está sesgada al turismo.  El  mejoramiento ha consistido en la reducción de contaminación visual entubando cableado eléctrico y telefónico, eliminación de pavimentos asfaltados por adoquines o concreto estampado, nueva señalética y mobiliario urbano y mejoramiento de fachadas que van de su remozamiento y pintado a la generación de falsas construcciones que no coinciden con las proporciones ni historia arquitectónica del lugar, tratando de generar un falso México Colonial al turismo internacional.  En menor número de casos, las propuestas han estado acompañadas de modificaciones a la movilidad y accesibilidad reduciendo el impacto del vehículo privado mediante banquetas más amplias al nivel de las vialidades, construcción de ciclovías y calles con preferencia al ciclista, reducción de carriles y eliminación de estacionamiento en cordón, que sin las propuestas adecuadas que modifiquen el transporte público, la generación de “colchones” de estacionamiento o la construcción de centros de transferencia multimodales que permitan interactuar eficientemente a todos los usuarios con las diferentes interfaces viales, poco benefician la estructura general de los espacios públicos.

Cholula, Puebla
El éxito de los comercios y espacios públicos se debe a los usos mixtos, principalmente del comercio local, y a la preferencia al peatón y a los medios no motorizados de transporte

La generación de usos de suelo comerciales y turísticos sin duda ha reportado beneficios a la economía local, considerando que en los barrios tradicionales existe una eficiente e inteligente postura de beneficiar a la inversión local sin embargo, en el mayor número de casos, la delincuencia y vandalismo no han cedido y el horario en el que se pueden visitar los centros históricos sigue siendo reducido, viendo como los portones de hoteles y restaurantes cierran poco después de las 10 de la noche.  Aquellos más visionarios que han considerado mover las oficinas de gobierno fuera de los centros para ofrecer mayor número de superficie a la rehabilitación, se han enfrentado a una problemática aún más complicada pues los usos turísticos tienden a funcionar los fines de semana pero el comercio también requiere usos activos que les permitan recibir ingresos más allá de sólo sábados y domingos.  Para lograr la rehabilitación integral de los centros históricos y regresarles no sólo la vida sino la seguridad que han perdido con el paso de los años, se requiere una visión más amplia que considere por qué fueron tan exitosos en la antigüedad.  La solución: integrar espacios de vivienda y comercio barrial.

Atlixco, Puebla
Al conservar vivienda en el centro, los espacios públicos están diseñados para los locales y turistas que conviven en las actividades recreativas y culturales junto con el comercio ambulante, indispensable para generar vida en la plaza

Si en nuestro país una ciudad ha sido eficiente en la rehabilitación tanto de su centro histórico como de sus barrios tradicionales, sin duda ha sido la Ciudad de México.  Desde 1990 a través de la Autoridad del Centro Histórico se generó el Plan de Rehabilitación con 4 acciones puntuales: fortalecer espacios públicos, infraestructura y equipamiento; reverdecer árboles, parques y azoteas; revitalizar movilidad, vivienda y comercio popular; y conocerlo mediante la creatividad colectiva, un nodo tecnológico y una plataforma digital.  Para ello se han invertido, con fondos de diferentes programas de mejoramiento urbano, más de 16,500 millones de pesos y se ha logrado que más de 8,000 personas regresen a vivir al perímetro principal del centro adicional a los programas de mejoramiento de vecindades que han convertido los “tugurios” capitalinos en condominios para población en situación de vulnerabilidad, erradicando la exclusión social y evitando que mediante procesos de especulación del suelo por parte de inversionistas y desarrolladores, se elevara el valor del suelo y quedara en manos de la población con mayores ingresos o extranjeros.


Ciudad de México
Usos de suelo comerciales, mejor infraestructura para el peatón y un ordenamiento adecuado que ha eliminado contaminación visual y la influencia del vehículo privado, logran espacios exitosos en los centros históricos

La mayor parte de la resistencia para la rehabilitación integral de los centros históricos radica en el deseo de comerciantes e inversionistas, principalmente del sector turístico, de generar “calles bonitas” para los visitantes en lugar de espacios funcionales para la población.  Desgraciadamente en nuestro país la imagen colectiva del comercio barrial es denigratoria y clasista, viendo a los pequeños establecimientos locales como manchas en la imagen de la ciudad que deben erradicarse en lugar de proponer creativamente su inclusión en la ciudad tradicional a la que además pertenecen históricamente.  Junto con las tantas galerías de arte, restaurantes, hoteles, tiendas de artesanías, platerías y espacios para el turista, es necesario generar vivienda y comercio barrial que reintegre a la población a los centros históricos y logremos no sólo espacios rehabilitados como odas al buen gusto sino espacios funcionales y llenos de vida donde reine la seguridad y la convivencia.

JPV

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