Cuando pensamos en agricultura,
la primera imagen que viene a nuestra cabeza son los grandes campos que se
encuentran fuera de las ciudades, con tractores, animales de granja y un
granero de madera. Sin duda estamos
influenciados por la televisión y el cine, muchas personas no han estado cerca
de las zonas agrícolas o ganaderas y ni siquiera saben cómo crecen en la naturaleza los alimentos que consumimos todos
los días. Las granjas interactivas empiezan
a aparecer en las ciudades como centros de atracción para familiarizar a los
niños con las actividades primarias de la economía, al estilo de museos lúdicos
de la prehistoria y el arte rupestre.
Nuestra imagen de ciudad no está
relacionada con los campos de siembra.
Hemos mal-aprendido que la ciudad debe ser sinónimo de desarrollo, de
calles, de vehículos y de construcciones hechas por el hombre, menospreciando
la naturaleza y alterándola para satisfacer nuestras necesidades, reduciendo
las playas vírgenes para hacer más resorts de lujo que cada vez son más
parecidos unos a otros, sin importar si están en Los Cabos, Miami o en
Timbuktú, como reducimos también cada día las áreas agrícolas y ganaderas. Sólo de 2007 a 2011, de acuerdo a la
información mostrada por INEGI, en México se redujeron más de un millón de
hectáreas de siembra y de los casi 2 millones de kilómetros cuadrados de la
superficie continental, sólo el 11% de la superficie se utiliza para cosecha.
Y al tiempo que reducimos
nuestros cultivos, la preocupación por mejorar nuestra alimentación crece a la
par. Cada día es más común escuchar
sobre semillas transgénicas, herbicidas químicos con sustancias cancerígenas y
animales alimentados con hormonas sintéticas para acelerar el proceso de crecimiento,
actividades a manos de empresas que han dañado por décadas no sólo nuestra
salud sino el medio ambiente y han puesto en peligro la economía de pequeños
productores y comunidades enteras. Como
una respuesta a esta realidad, organizaciones nacionales e internacionales han
abierto camino para generar alternativas cercanas a la población como la
implementación de mercados de productos orgánicos, comercio justo y economía
solidaria.
¿Has escuchado sobre la
agricultura urbana? Dentro de casa tenemos la posibilidad de sembrar productos
que utilizamos para nuestro consumo diario, el tipo de alimentos dependerá
tanto del tamaño que disponemos como del tiempo que queremos invertir cada
día. Con una maceta pequeña o con
llantas reutilizadas, podemos generar áreas de cultivo para especias y plantas
aromáticas como romero, eucalipto, menta, apio, cilantro o albahaca; requieren
muy poco mantenimiento y además de ser muy útiles al momento de cocinar,
mejorarán la vista de nuestras casas y alejarán de forma natural algunas plagas
recurrentes.
Si para ti la idea de sembrar
plantas de olor no es suficiente, utilizando huacales en nuestros patios
traseros podemos cosechar frijol, habas, alfalfa, lentejas, lechugas, rábanos,
betabel, zanahoria, papa, jitomate, maíz, calabaza y diferentes especies de
chile, por mencionar sólo algunos de los más comunes. Tienes que estar preparado para dedicarles un
poco más de tiempo y sobre todo abierto
a aprender las técnicas que te ayudarán a mantenerlos saludables utilizando
gran parte de los desechos que generamos en casa; podemos mejorar la tierra de
cultivo mediante compostas sin necesidad de gastar grandes cantidades en
fertilizantes y hasta hacer insecticidas caseros que mantendrán lejos a los
bichos no sólo de tus siembras sino de tu familia.
Las frutas sin duda requieren más
espacio y tiempo, pero si estás dispuesto a hacerlo será una actividad que
disfrutarás mucho. No es necesario
contar con un gran jardín, algunas especies frutales pueden vivir perfectamente
en macetas medianas siempre que tengan la luz, agua y cuidados necesarios. Los cítricos como el limón, naranja y guayaba
son plantas muy nobles; es importante que consideres el clima en el que estarán
sembradas y de preferencia escojas especies endémicas; entre más fácil se
adapten al ambiente, más rápido crecerán y más pronto empezarás a disfrutarlas. La manzana, uva y granada son algunas
opciones de tamaño medio y el durazno, níspero o ciruela de gran dimensión;
para disfrutar en familia de tu cosecha, no es necesario sembrar muchos árboles
de la misma especie sino lograr una variedad adecuada.
La creación de azoteas verdes
vinculadas a la agricultura urbana es cada vez más recurrente, de esta manera
no sólo lograrás aumentar la superficie verde de tu ciudad sino mejorar
considerablemente los microclimas internos de tu casa, generar más zonas de esparcimiento
y tener alimentos sanos y nutritivos para ti y tu familia. Más de 800 millones de personas realizan
actividades relacionadas a la agricultura urbana en el mundo de acuerdo a datos
de la ONU, lo que ayudará eventualmente a mejorar la distribución de alimentos,
reducir el hambre y aumentar la esperanza de vida de la población al mejorar su
alimentación.
¿Te gustaría saber más de este
tema e iniciar tu huerto en casa? Déjanos tus datos en el formulario de
contacto y recibe pronto un manual de agricultura urbana en tu correo, la forma
más fácil de iniciar tu cosecha.
JPV
Fuentes
http://www.terra.org/categorias/articulos/cultivando-en-las-alturas-la-agricultura-urbana-que-viene
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