Las pasarelas nos gustan a todos. La creatividad y detalle de las mejores casas
de moda se presentan al público en escasos minutos, rodeadas de glamour,
exclusividad y lujo; colecciones de objetos de arte cotidiano que nos
hipnotizan por su belleza y encanto. Son
objetos de deseo, de actitud, de soberbia… vestirnos con uno de esos
extravagantes atuendos a la medida realizados por artistas de la moda es un
sueño, una aspiración que buscamos hacer realidad.
De la Alta Costura a los
aparadores, todo cambia. Un maniquí no podría
nunca igualar a un modelo de carne y hueso para presentarnos ya no obras de
arte sino simplemente… ropa. Atuendos
que podrán ajustarnos de acuerdo al corte que elijamos pero que nunca serán
nuestros sino de todos, de cada uno que adquiera los mismos productos en serie
que se han vuelto tan famosos como extendidos internacionalmente. El sueño de la pasarela de Laggerfield para
Channel nunca será el mismo que para H&M, de un producto único a un
producto en serie que más de uno compartiremos, llevando el sueño a una
realidad incompleta, fugaz, a medias.
La arquitectura también nos viste,
la ciudad se vuelve la pasarela y nuestro sueño, la Alta Costura de los
espacios... esos muros a medida que hemos fantaseado desde pequeños con los
materiales, las texturas y los colores que nos identifican, los espacios que
nos habitan como nosotros los habitamos a ellos, la vista que los hace reales y
los ubica en un punto de la tierra que es nuestro también. Y a pesar del sueño que anhelamos, nos
conformamos con la venta en serie de los espacios; cambiamos la casa a la
medida por productos de molde repetidos una y otra vez no sólo aquí sino en el
mundo, compradas por catálogo como zapatos o bolsas sin el mínimo toque de
personalidad ni encanto. Nos hemos
conformado con una personalización a medias como el Laggerfield para H&M,
comprando un producto en serie que podemos personalizar con colores o muebles
pero que sigue sin ser nuestro sino de la multitud.
Contrario a la idea que los
grandes desarrolladores nos han hecho creer, cambiar nuestros ideales espaciales
de la Alta Costura a la venta en serie no es más económico en la arquitectura como
lo es en una pasarela. Al comprar una
propiedad terminada, todas las personas involucradas tienen una ganancia: el
fraccionador, el diseñador, el constructor, el vendedor… y al momento de
distribuir el precio de venta, posiblemente sólo el 50% de lo que invertiremos
es el producto que realmente estamos adquiriendo; no tenemos control del
diseño, de la construcción ni del proceso, simplemente se nos presenta un
producto final que compramos porque “se ve bonito” o “nos ajusta” cuando por
una inversión similar podríamos obtener productos a la medida que no sólo conoceríamos
sino que nos involucraríamos en el proceso para obtenerlo. ¿El tiempo? Sin duda
lograr una vivienda a la justa medida no puede obtenerse visitando una tienda,
pero como Eleanor Roosevelt dijo, “el futuro pertenece a quienes creen en la belleza
de sus sueños”.
El significado real de la casa a
medida se ha perdido y se ha convertido en un atractivo sin valor; una casa que
se diseña para construirse más de una vez deja de ser a medida para volverse
molde, deja de ser Alta Costura para ser venta en serie. No importan las opciones de personalización
que se presenten a un cliente o el lujo de los acabados, si un proyecto parte
de una idea preconcebida para su realización en lugar de adaptarse a sus
necesidades, deseos y fantasías, definitivamente no es una casa a la medida,
concepto que difiere mucho de los Códigos o Reglamentos internos de los
condominios que buscan lograr una imagen común en un desarrollo a través de
elementos, texturas, colores o formas en común, permitiendo que cada propietario
adapte su proyecto a su personalidad y necesidades.
Adquirir en H&M un Stella McCartney
o un Versace no es diferente a comprar ropa en Zara o en Cortefiel, sigue
siendo un producto en serie sin importar quien lo ha diseñado como comprar una
casa “de marca” que se ha adaptado a diferentes localizaciones no es diferente
a comprar una vivienda de Grupo Sadasi, GEO o ARA. El costo puede ser más alto, sin duda, como lujosos
los acabados y grandes los espacios, pero nunca será un producto personalizado. Te invitamos a conocer nuestro trabajo a
través de nuestra página www.jpvespacios.com
y encontrar el futuro de tus sueños con nosotros, donde encontrarás la
plataforma para lograr los espacios hechos a mano que deseas.
Interesante comparación acerca de la Alta Costura y la Arquitectura, sin duda estoy de acuerdo en que se encuentran relacionadas con "los sueños" y que hay que perseguirlos porque bien vale la pena disfrutarlos, sin embargo también es cierto que intervienen muchos factores en ese inter-de alcanzar el sueño, el tiempo como ya se menciono, el ritmo de vida, la economía, en otras palabras la realidad.
ResponderEliminarclaro que a muchos nos gustaría vestirnos y vestir el lugar que habitamos de una forma única y esplendida, pero eso no siempre es posible, por otro lado también es cierto que la actitud y el estilo podrían hacer la diferencia, porque es muy cierto que "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", así que a veces menos es mas, tanto en vestimenta como en construcción, tal vez no se necesite la gran marca o la gran inversión, sino un poco de visión.
Thania, nos da mucho gusto leer tus comentarios. Para nosotros es muy importante la frase con la que concluyes "sino un poco de visión"... ¡cuánta razón tienes! No se trata de gastar sino invertir nuestro dinero de la forma más inteligente posible para obtener la casa (como la ropa) de nuestros sueños y para eso necesitamos saber perfectamente qué es lo que queremos y cómo obtenerlo; con poco dinero podemos obtener mejores resultados siempre que consultemos con expertos el camino para lograrlo.
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